El artículo pasa del contexto histórico general de SETI a un candidato moderno específico para la vida, luego a una señal misteriosa de ese candidato, critica la respuesta científica a posibles señales extraterrestres, presenta una teoría alternativa para la señal y, finalmente, amplía la discusión a las limitaciones generales de la metodología SETI.
Una pregunta del tamaño de Sagan
Durante décadas, la búsqueda de vida extraterrestre estuvo plagada de una abrumadora sensación de escala. En una conferencia de 1969 que sentó las bases del escepticismo moderno sobre los ovnis, Carl Sagan imaginó a nuestros vecinos cósmicos buscándonos mediante un principio aleatorio: enviar una nave espacial a cualquier estrella vieja y simplemente esperar lo mejor. La mayoría de las veces, supuso, no encontrarían nada. El universo era un pajar colosal, y la vida inteligente era una aguja solitaria.
Es un triunfo de la astronomía moderna que esta visión haya sido completamente revertida. Hoy conocemos candidatos prometedores a planetas con vida justo en nuestro patio trasero cósmico. Resulta que el proverbial pajar podría ser simplemente una fábrica de agujas.

De esperanzas aleatorias a búsquedas específicas
Ya no buscamos a ciegas. Armados no con detectores de metales, sino con potentes telescopios, podemos identificar los mundos con mayor probabilidad de albergar vida. Una civilización inteligente en la Tierra no enviaría sondas al azar al vacío; las enviaríamos a estos objetivos prometedores. Y hay muchos.
En 2016, los astrónomos descubrieron uno de estos objetivos: Próxima Centauri b, en el sistema Alfa Centauri: un planeta potencialmente habitable que orbita la estrella más cercana a nuestro Sol, a tan solo 4.2 años luz de distancia. Si bien los fuertes vientos solares de su estrella anfitriona hacen improbable la presencia de pícnics en la superficie, en teoría, la vida podría prosperar en refugios subterráneos.

En un proyecto no realizado, la NASA estudió en 1987 la posibilidad de alcanzar la órbita de Próxima Centauri b en tan solo 100 años al 4.5 % de la velocidad de la luz. Este proyecto recibió el nombre de Longshot, y se trataba de enviar una sonda no tripulada utilizando propulsión nuclear.
Si nuestras observaciones iniciales de un mundo así no resultan concluyentes en la búsqueda de vida, ¿qué haríamos? Haríamos lo que ya estamos haciendo con Marte: Enviaríamos sonda tras sonda Hasta que pudiéramos estar seguros. ¿Por qué una inteligencia extraterrestre, tras descubrir un prometedor punto azul llamado Tierra, sería diferente? Y desde la distancia, ¿qué aspecto tendrían nuestras sondas espaciales marcianas, si no fueran objetos voladores no identificados?

Un susurro tentador de Próxima b
En una notable coincidencia, justo cuando empezábamos a centrarnos en Próxima b en la búsqueda de vida extraterrestre, surgió una posible señal proveniente de su dirección. En abril y mayo de 2019, el radiotelescopio Parkes en Australia detectó una extraña emisión de radio de banda estrecha. Apodada Breakthrough Listen Candidato 1 (BLC1), inicialmente fue clasificado como una posible señal de una civilización extraterrestre.

Las características de la señal eran desconcertantes. Su desplazamiento Doppler (el cambio en su frecuencia) parecía ser opuesto al esperado de la órbita del planeta. Curiosamente, la señal apareció 10 días después de una gran erupción solar en Próxima Centauri, aunque no se ha establecido ninguna relación. Los investigadores principales fueron dos becarios, Shane Smith y Sofia Sheikh. Trabajaron con cautela para descartar interferencias terrestres.
Algunos investigadores de alto nivel revisaron los resultados pero no encontraron nada digno de mención.
Retraso largo
La señal BLC-1 se informó públicamente por primera vez 1.5 años después de su detección, y solo porque se filtró a El periódico guardián. El público tuvo que esperar otro año para que resultados finalesLa gente estaba desconcertada por el secretismo que alimentó la especulación.
Los retrasos en el anuncio de un descubrimiento (o la falta de uno) en SETI y la astronomía son una práctica habitual. Los datos no se hacen públicos hasta que se verifican. Por ejemplo, cuando se descubrieron las estrellas de radio en 1967, transcurrieron dos años antes de que se publicara el descubrimiento. Los científicos conservaron sus datos hasta que encontraron lo que consideraron una explicación natural plausible. El supuesto mecanismo del púlsar sigue siendo un misterio hasta el día de hoy.

Esta práctica de demora del SETI puede dar la impresión de que los datos se retienen hasta que se encuentren “explicaciones naturales”; la interferencia de radiofrecuencia (RFI) es una de esas explicaciones.
“Finalmente, creo que podremos convencernos de que BLC-1 es una interferencia”.
– Andrés SiemionInvestigador principal de SETI para Breakthrough Listen
Dentro de la comunidad SETI, la declaración de Siemion ejemplifica la humildad científica y la cautela necesaria para distinguir las señales genuinas de las interferencias. Fuera de SETI, declaraciones análogas pueden interpretarse como si enmascararan sesgos subyacentes o la reticencia a aceptar descubrimientos que cambien paradigmas. Esto pone de relieve cómo el contexto influye en la interpretación de tales observaciones.

¿Cuánto tiempo escuchó la Tierra la señal BLC-1?
Breakthrough Listen reservó 30 horas en el telescopio Parkes para observar Próxima Centauri, pero la supuesta señal fue detectada durante sólo tres de esas horas, aproximadamente el 10 % del tiempo total de observación.
Durante los seis meses siguientes, el equipo registró otras 39 horas de observaciones de seguimiento. De las 4,320 horas de ese semestre, solo el 0.9 % se dedicó a la búsqueda de una repetición, aproximadamente una décima parte del esfuerzo dedicado al escaneo original.
La pregunta persiste: ¿Se justificaba una campaña más larga? En términos más generales, ¿no son necesarias campañas de observación prolongadas en el SETI radioastronómico? No podemos presuponer que las civilizaciones extraterrestres transmitan señales continuas; esas transmisiones podrían ser las únicas que detectemos, e incluso entonces solo por casualidad.
BLC-1 ha subrayado que, cuando sea posible, las observaciones de posibles tecnofirmas deben realizarse simultáneamente desde al menos dos sitios de observación diferentes. Que esto no se haya hecho en el caso de BLC-1 es inexplicable.
¿Cuál sería el peor de los casos al anunciar el descubrimiento de inteligencia tecnológica extraterrestre?
¿Pánico masivo? ¿Que investigaciones posteriores demuestren que el descubrimiento es erróneo y deba retractarse? ¿Desacreditando así el campo de SETI? ¿O que la humanidad ya no ocupa la cúspide de la evolución en el cosmos? ¿Acaso este descubrimiento moderaría los peores instintos de la humanidad, como la guerra, en detrimento de gobernantes despóticos?
Una “Red de Comunicaciones Galácticas” y BLC-1
A primera vista, detectar una señal de radio de banda estrecha (por ejemplo, BLC-1) de Próxima Centauri, el sistema estelar vecino, parece increíblemente improbable. El astrofísico Jason T. Wright replicó que, desde un punto de vista de ingeniería, Proxima es exactamente el lugar donde deberíamos esperar encontrar una transmisión de este tipo.
Si existe una red de comunicación galáctica, Próxima sería el transmisor de última milla más probable hacia el Sistema Solar. En lugar de que cada civilización intentara enviar mensajes potentes y específicos a todos los demás sistemas estelares con los que quisiera contactar, establecerían una red de nodos o repetidores de comunicación.
Próxima como la “torre de telefonía móvil” del Sistema Solar
Próxima como la “torre de telefonía móvil” del Sistema Solar
En este escenario, Próxima Centauri, la estrella más cercana a nuestro Sistema Solar, funciona como la "torre de telefonía móvil" lógica. Un mensaje dirigido a nuestra región espacial se enrutaría a través de la red galáctica hasta el sistema de Próxima Centauri. Un transmisor ubicado allí se encargaría de la transmisión de "último tramo" al Sistema Solar.
Estos nodos en el Red de comunicaciones galácticas Necesitarían comunicarse entre sí regularmente. Pero como las ondas de radio viajan a la velocidad de la luz, un solo ping tomaría el control. ocho años (teniendo en cuenta la distancia de 4.24 años luz y el tiempo de procesamiento de la señal). Dada esta limitación, quizás haya otra forma de comunicarse con inteligencia extraterrestre (ETI)?
La velocidad de la luz es fija para las ondas de radio electromagnéticas, pero ¿qué pasa con... objetos físicosY no me refiero principalmente a la tecnología warp, sino a objetos que podrían ya estar aquí.
El problema con SETI

La premisa fundamental de SETI es que las civilizaciones extraterrestres probablemente estarían a años luz de distancia, sin operar sigilosamente en la atmósfera terrestre. SETI considera que los cientos de miles de avistamientos de ovnis reportados son, en su mayoría, producto de ilusiones, interpretaciones erróneas y falsedades.
Porque los UAP/OVNIs no tienen confirmación enlace extraterrestreSETI carece de fundamento científico para asignarles recursos. Por consiguiente, no se realizan esfuerzos científicos para intentar contactar con UAP por radio u otros métodos de señalización (por ejemplo, láseres).
Para que una señal de radio ETI sea considerada genuina, debe provenir de una gran distancia y su detección debe ser reproducible. De lo contrario, corre el riesgo de ser clasificada como... interferencia total.
Los radiotelescopios altamente direccionales y sensibles no son adecuados para la comunicación a corta distancia. Por ello, el Proyecto Contacto ha sugerido la participación de radioaficionados, cuyas antenas omnidireccionales podrían utilizarse en la comunicación con UAP.

Intentos de observación científica para detectar UAP/OVNIS
El astrofísico de Harvard Avi Loeb ha estado liderando el Proyecto GalileoUna rama de su proyecto es la detección de posibles emisiones de radio de los UAP.
Con nuevos observatorios en línea, Avi Loeb desafía al establishment científico al tomar en serio los UAP.
Declaró sensacionalmente que está buscando vida inteligente en el espacio profundo, y afirmó: "¡Me interesa la inteligencia en el espacio exterior porque no la encuentro muy a menudo aquí en la Tierra!".
La definición de su trabajo es sencilla. "¿Qué es ser científico?", pregunta. "Para mí, es el privilegio de ser curioso". Es este principio fundamental el que impulsa ahora uno de los esfuerzos científicos más ambiciosos y controvertidos de nuestro tiempo: el Proyecto GalileoEn una época de opiniones polarizadas, el proyecto pretende destacarse del ruido centrándose en una autoridad única e irreprochable. «En la ciencia», declara, «el árbitro es la realidad física».
El proyecto, que se encuentra en pleno auge en el verano de 2025, nació de la frustración con una comunidad científica que, según él, suele descartar con demasiada rapidez lo desconocido. El punto de inflexión fue el desconcertante visitante interestelar de 2017, 'Oumuamua. Su extraña forma plana y su aceleración alejándose del Sol sin una cola cometaria visible lo llevaron a sugerir que podría ser un artefacto de tecnología extraterrestre. La reacción fue inmediata. Recuerda que un colega, experto en rocas, le confesó que 'Oumuamua era "tan extraño que desearía que nunca hubiera existido", una declaración que el líder del proyecto, Avi Loeb, considera la antítesis de la curiosidad científica.